lunes, 6 de julio de 2009

El misterio del cascabel



La mamá de Lucrecia estaba muy preocupada porque Piluso en una de sus aventuras había perdido el cascabel que llevaba en su collar. Lucrecia intentaba seguir a su gato Piluso para ver adónde había estado pero él se escapaba y no lo podía encontrar.
Entonces se metió en la casita de las muñecas y les preguntó a sus juguetes si alguno tenía una idea para descubrir a Piluso, las muñecas, los ositos y los otros chiches quisieron colaborar pero solo el viejo gato de peluche amarillo le dijo lo que podía haber pasado.
- Lucrecia, yo vi llegar a Piluso muy agitado y golpeado estos días y creo que sé porque.
-¿Porqué? - preguntó la nena.
-Los gatos somos muy paseanderos, nos gusta visitar los techos de las casas del barrio, los jardines y maullar de noche para cortejar a las gatitas bonitas. Pero a veces nos metemos en líos.
Lucrecia al oír atentamente lo que dijo su peluche, se decidió a investigar en que andaba Pilusito. Fue a la pieza de su mamá y sacó un cofre lleno de cosas útiles que guardaba para momentos especiales. Como encontrar el cascabel era algo muy especial comenzó a sacar del cofre : soguitas, tizas, guantes, pegamento, clavos y también llaves, velas, un reloj y una calculadora. Hasta que al fin encontró algo interesante; la crema invisibilizadora que le dieron en la juguetería del barrio. Nunca la había usado pero este era el momento para hacerlo. En un minuto Lucrecia se había pasado la crema desde el pelo hasta la punta de sus zapatillas rojas.
Muy segura se escondió y esperó que su gato saliera a dar una vuelta como todas las tardes y lo siguió.
Piluso siempre corría y se escapaba cuando la veía fuera de la casa pero esta vez parecía no verla ni oírla. Iba apurado por la vereda y no parecía ni acordarse del cascabel que mamá le había puesto en el collar. De repente ¡Pruch! El gato dio un salto y cayó parado sobre el muro de una pequeña casita llena de flores y enredaderas. Lucrecia estaba muy cerca pero tal vez gracias a la crema invisibilizadora él no la veía y caminaba sobre el muro contorneando su cuerpito de acá para allá con mucha elegancia dando de vez en cuando unos largos maullidos estirando su cuello.
Todo parecía mas o menos normal hasta que no sé de dónde aparecieron junto a el gatito muchos otros gatos, mas grandes y sucios que Piluso. Fue horrible; ellos le daban manotazos con sus uñas afiladas y lo querían tirar del muro, Lucrecia ya no podía aguantar mas, cerró los ojitos y deseó con muchas ganas que los gatos callejeros no dañaran a su Pilusito y como por arte de magia ¡Plufff! Todos huyeron rápidamente.
Menos Piluso que seguía allí cansado pero firme como un príncipe, entonces la nena se acercó más y pudo ver que de la casa salía una abuelita con una mantilla rosa que le cubría la espalda y entre sus brazos traía una hermosa gata siamesa, blanca y coqueta. Lucrecia quedó maravillada y mas todavía cuando vio que la gata tenía colgado de su collar el cascabel de Piluso.
En ese instante Lucrecia había descubierto el misterio, lo que pasaba era que su gato se había enamorado y como buen enamorado tenía que regalarle algo a su novia y él le regaló lo mejor que tenía su cascabel y su amor.
Lucrecia volvió a su casa muy contenta y se dio un buen baño porque tenía miedo de que después de tanta aventura su mamá no la viera y no le sirviera la cena.

1 comentario:

  1. Este cuento es de la autora Maria Fernanda Macimiani , mi web es www.leemeuncuento.com.ar y deben estar estos datos junto al cuento para poder publicarlo en el blog. Por favor agregar o quitar del blog.
    Saludos
    Maria Fernanda Macimiani

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